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Etiquetado de alimentos, la injerencia gubernamental

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Para empezar, aclaro que estoy de acuerdo con la existencia de normas claras para etiquetado de alimentos y no-alimentos. Pero no tanto con la exagerada influencia de los gobiernos en esta regulación. Algunas normativas nacionales más que preocuparse por informar, parecen empeñadas en despretigiar a la industria de alimentos.

Sí, toda etiqueta, empaque o envase debe poseer información precisa sobre aspectos generales del producto. Los datos nutricionales, el origen, fabricante, vida útil o ingredientes, es contenido esencial para el consumidor. Esta información permite una decisión de compra confiable y segura para cada usuario. Sin embargo, que una legislación defina cómo debe plantearse el contenido, formas, colores, asignar alertas o, incluso, restringir el uso de determinados recursos visuales y creativos, resulta excesivo.

Según la FAO «El derecho de las personas a esperar que los alimentos sean inocuos, de buena calidad y aptos para el consumo es un concepto universalmente aceptado.«

CODEX ALIMENTARIUS / Normas Internacionales de los Alimentos
examinar etiqueta
Los consumidores deben ser activos en los etiquetados

¿Qué es un consumidor?

Toda persona u organización con decisión de compra y capacitada para un manejo eficiente de sus recursos financieros es un consumidor. Por lo tanto, como todo actor social tiene derecho a ser protegido en sus interacciones comerciales, pero también tiene la obligación de investigar acerca de aquello que pretende adquirir… Incluido el etiquetado de alimentos.

Revisa aquí cómo debe ser el etiquetado de alimentos según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura)
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El consumidor paga por productos (y también por la información de estos)

Más información, menos reglas

Hoy, en pleno 2020, nadie podría hacerse el ignorante sobre los efectos nocivos del tabaco. Sin embargo, sí podría argumentar, pruebas mediantes, que equis tabacalera ha ocultado información sobre el uso de compuestos que aumenten la adicción (como ocurrió en el caso Brown & Williamson, un gran ejemplo de cómo los individuos junto a medios y opinión pública pueden crear óptimas fortalezas ciudadanas).

En este último punto en particular es donde afirmo que los gobiernos tienen poca posibilidad de prevenir prácticas desleales frente a los consumidores. Muchas veces, por el contrario, las regulaciones suelen estimular alianzas nocivas. Lo que sí pueden hacer es implementar penalizaciones lo suficiente duras como para disuadir aventuras inescrupulosas que afecten o incluso pongan en riesgo a los usuarios.

Algunas regulaciones, como por ejemplo la reciente modificación a la Norma Oficial Mexicana NOM-051-SCFI/SSA1-2010, se excede en atribuciones. Parecen más preocupadas por evitar que la industria alimenticia engañe al consumidor, que por asegurar un flujo de información claro y certero.

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La información nutricional es uno de los datos prioritarios en el etiquetado de alimentos

De hecho…, más que información, mejor exposición de la información en el etiquetado de alimentos

La categorización detallada de ciertos descriptores, como ya mencioné antes, termina coaccionando a productores en lugar de promover mejores maneras de plantear la información. Esto, porque terminan invadiendo la libre inventiva de empresarios, comerciantes y, también, publicistas, diseñadores e ilustradores para proponer alternativas de comunicación creativas y más efectivas. No, el consumidor no es un idiota.

El etiquetado de alimentos suele poseer Información Nutricional, pero esta, por diversas razones, no es leída por un 40% de los consumidores en promedio. Sin embargo, algunos estudios afirman que las personas que leen las etiquetas tienden a ser más delgadas y llevar estilos de vida saludables. ¡Esto sí deberíamos difundirlo para disuadir a ese 40%!

Vale más el premio del consumidor que la condena del gobierno

Si los gobiernos, en lugar de fiscalizar constantemente, se dedicaran a estimular la competencia, también en el ámbito de la información, el resultado podría ser mucho más valioso para todos. Nestlé, Procter & Gamble o Unilever saben que la transparencia incrementa las ventas. Muchas empresas ofrecen canales digitales suplementarios para sus productos, algo muy estimado por los consumidores. Pensemos que las dimensiones de las etiquetas y empaques no permiten un óptimo planteamiento de datos informativos… Pero un sitio web o una app, además de comunicar facilitan el contacto cercano.

Este artículo no va solo como reprimenda a los gobiernos, también como alerta y estímulo para los emprendedores: El consumidor también espera que le propongan alternativas de información.

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Demasiadas reglas suelen confundir a los consumidores

¿Cuál es la solución para garantizar una eficiente normativa de etiquetado de alimentos?

Pienso que la respuesta debe ser propuesta, siempre, por los consumidores. El Estado solo debería garantizar que se cumpla la respuesta y responsabilidad óptima, efectiva y oportuna de los fabricantes frente a sus compradores. ¡Pero no meterse a redactar reglamentos!

Las asociaciones de consumidores deberían ser más activas, generando alianzas con expertos nutricionales, ingenieros de alimentos, químicos, etc, que sirvan de enlace con todos los actuantes en el sistema de producción, distribución, comercialización y consumo. Del mismo modo, los profesionales creativos que intervenimos en los procesos de comunicación comercial, podríamos proponer alternativas más efectivas en la transmisión de mensajes y en la generación de sistemas de información que contribuyan a la formación de consumidores más empoderados… Sin necesidad del Estado. La vigilancia debe estar controlada por los propios consumidores.

¿Qué ganaríamos con esto?

  • En primer lugar, se podría asegurar una transparencia de información no adherida a ninguna circunstancia o parcialidad política.
  • Se garantizarían los espacios de libertad de producción, de información y de elección de cada una de las partes.

¿Podemos evitar que se fabriquen productos en cierto modo nocivos para algunos grupos humanos?

De momento parece poco probable (me refiero a si hay algún emprendedor chiflado). No podemos evitar que otras personas nos mientan en nuestra vida diaria, pero sí podemos aprender a identificar cuando alguien miente (o a castigarlo socialmente). Del mismo modo si un fabricante nos miente, la mayor penalización será su propio desprestigio comercial, a cargo de los consumidores.

Esto podría ser posible con canales directos, que no dependan del Estado.

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El objetivo debe ser el empoderamiento de los consumidores

Conclusión sobre el etiquetado de alimentos

Pienso que las normativas de etiquetado de alimentos deben determinar la «literatura» esencial, técnica y legal, para proveer al cosumidor de datos concretos que faciliten su elección de compra. Pero NO deben restringir los aspectos visuales de los empaques. De esta manera solo logran uniformidad y tedio gráfico, anulando las posibilidades de competir creativamente en la exposición de información. Esto es algo que, paradójicamente, termina afectando al consumidor.

Pero, bueno, esto último son ideas y propuestas personales ¿Tú qué opinas?

¿Te sientes mejor dejando todo este tipo de regulaciones en manos de los gobiernos de turno o piensas que el etiquetado de alimentos podría manejarse de otra manera?

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