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Pensamiento Creativo o Inspiración ¿Cuál escoger?

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Se ha hecho muy popular esta frase sobre pensamiento creativo atribuida al escritor y filósofo italiano Umberto Eco: «Nada es más nocivo para la creatividad que el furor de la inspiración«. No me he tomado la molestia en descubrir si la cita es verdadera o no para evitar un decepcionante hallazgo. Ya me ha ocurrido que buscando certificar un pensamiento me he encontrado cosas como «esas palabras las pronuncia el payaso plin plin en un video sobre el día de pesca..» No quería que una frase en la que reconozco tanto valor y claridad quedara desdibujada por uno de estos descubrimientos desconcertantes. 

Al dudar existimos…

Hoy en día, a pesar de la cantidad de fuentes inmediatas con las que contamos en internet, no podemos estar muy seguros de la veracidad de los testimonios. Ni siquiera del origen de las frases. Esto sucede porque las páginas que tienen mejor posicionamiento muchas veces no son las más veraces en determinados temas (por ejemplo, Wikipedia). Es por esto que se vuelve indispensable saber identificar con sensatez la validez de un criterio. ¿Y cómo lo logramos? Pues, teniendo muy claros nuestros parámetros culturales y nuestras fuentes de información. 

¿Y qué tiene que ver esta sórdida elucubración con la frase atribuida a Umberto Eco? Pues, en que utiliza la creatividad para cuestionar la inmediatez. En este caso representada por la inspiración. Dice la RAE que la creatividad es la facultad de crear. La inspiración, entonces, podría ser el detonante del acto creador, el sueño que subyace detrás de un hecho concreto. Un Dalí que despierta enfebrecido a pintar relojes blandos o un George R. R. Martin que urde intrigas en Poniente mientras mira un partido de Football por televisión. Pero en la frase Eco (o el payaso Plin Plin), parece decirnos que, en realidad, la inspiración suele funcionar como un distractor del acto creativo.

Picasso, en una de sus confesiones más «inspiradoras», confiesa que «la inspiración se logra trabajando». Que es como decir «esta señora te gusta, pero debes entenderla para saber cómo seducirla. Susurrarle para desvestirla y poder amarla». Hay que saber dirigir los esfuerzos. 

Esa euforia repentina que nos invade como si de una epifanía se tratara no es, necesariamente, la conclusión de nuestro propósito creativo. 

La creatividad es la creatividad dirigida

En mis 20 años de ejercicio profesional me he topado con este problema más veces de las que hubiera querido. Principalmente porque la mayoría de los profesionales del medio asocian creatividad con rapidez. De este modo, un creativo tiene que ser alguien alocado que dispara ideas sin filtrar. O que se lanza sobre un papel a esbozar planteamientos que una iluminación misteriosa le susurra.

No digo que esto este mal, solo que es apenas una etapa dentro del proceso creativo y hay que identificarla (y valorarla) como tal. Se suele pensar que la creatividad debe estar asociada a un acto excéntrico y no tanto a un proceso de investigación dirigido que evalúa la situación y determina el panorama de aplicación… Para, finalmente, producir un resultado que pueda prever sus alcances. De esta manera, la creatividad surgiría con el pensamiento creativo. Después de poner en funcionamiento toda nuestra imaginación, análisis y experiencia profesional.

La búsqueda del pensamiento creativo

Pasa algo parecido con la búsqueda de fuentes en internet. Si no tenemos claros nuestros parámetros culturales estamos más propensos a deslumbrarnos con la fogocidad de la primera página y las imágenes de google. O con la chispa inspiradora que derrumba cualquier interés investigativo. Puede suceder que nos embauquemos creyendo que el payaso Plin Plin es el autor de El Nombre de la Rosa. O que Umberto Eco es un youtuber napolitano que graba todos sus videos con efectos de sonido retumbantes. Y si esto nos puede suceder en el ámbito del conocimiento, no debemos sorprendernos cuando una propuesta creativa que hagamos, confiando en nuestra inspiración, sea rebotada por un cliente muy anclado en los datos y los resultados.

Por cierto, si tienes algo que añadir me gustaría escucharte. Y si tienes información que valide o no la autoría de la frase de Eco (o de Pli Plin) te lo agradezco mucho.

 

 

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