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¿Qué viene después del Coronavirus para el Mundo del Marketing?

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Mientras se extiende la cuarentena mundial, es inevitable preguntarse qué viene después del coronavirus. Si suspendemos el miedo y la incertidumbre, y nos ponemos a observar bien, detalladamente, a ese pequeñito virus de ojos rasgados, encontraremos muchas pistas sobre cómo plantear estrategias exitosas de marketing para el futuro que se nos avecina. Un futuro que puede parecerse mucho a estos días que estamos viviendo: Cada vez estaremos más recluidos en casa, con menos contacto social y realizando todas nuestras operaciones comerciales, institucionales y académicas desde un rincón de nuestro hogar.

¿Qué viene después del coronavirus?

Empecé a escribir este artículo con ánimo de marketer, solo queriendo enfocarme en el tema de los efectos devastadores para la economía y en las acciones que deberían tomarse para evitar sucumbir a esta abstinencia forzada de ventas. Sin embargo, a medida que avanzaba en lecturas y análisis, me aterraban cada vez más las conjeturas que se iban amontonando.

Pensar que nunca más podremos salir de casa, es una hipótesis que se antoja terrorífica y ridícula a la vez. Al fin de cuentas a la gente le gusta pasear, encontrarse con amigos en bares o encontrar pareja en una discoteca. Incluso, algunos se han expuesto a quebrantar las recomendaciones actuales y se han lanzado con argucias insólitas a las calles:

Hombre paseando perrito de peluche, para tomar un poco de «aire puro» de la ciudad.

De seguro muchos están esperando que suspendan las alarmas para recuperar toda la vida social perdida. Pero, no nos quedemos con las creencias ni con las expectativas, veamos los signos.

¿Y si…?

¿Y si no nos levantan la alarma sino que, pongamos por caso, solo nos quitan algunas «sanciones»? Si el presidente (no importa de cuál país) nos comunica un buen día dentro de un, dos tres meses: «La amenaza del COVID-19 ya no es tan alta. Sigue siendo peligroso, pero solo en horas nocturnas, cuando aumenta la humedad y desciende la temperatura». ¿Verdad que, sin prohibición, mucha gente empezará a hacer una vida exclusivamente diurna? Si nos aseguran que, además, el coronavirus puede flotar de manera autónoma durante el período nocturno, pues, ni nos acercaremos al balcón o a la ventana.

Veamos estas hipotéticas restricciones como ejemplos de los tipos de controles que pueden venir. Pero es posible que esta situación deje tanto miedo en la población, que no sea necesario la implementación de restricciones legales,… ¿Podemos imaginar una autocuarentena indefinida impuesta por los propios ciudadanos desconfiados de las competencias del Estado para protegerlos? O mejor, que este tiempo enclaustrados resulte tan provechoso para el individuo que la dinámica familiar y social cambié para siempre.

Y pensemos lo siguiente, si las personas pasan más tiempo en sus casas, sin contacto social físico, su resistencia hacia ciertos estímulos es probable que disminuya. ¿Cuándo es más «vulnerable» un consumidor, cuando está caminando rápido por una calle conversando con un amigo o cuando logras que se siente en un sillón y, tranquilamente, puedas atraer toda su atención mientras le muestras los distintos modelos de zapatos que vendes o le hablas de todos los beneficios asociados si compra alguno?

Una cuarentena indefinida

No tenemos la bola de cristal, pero pensemos en un hecho incontestable: Las distancias se han ido acortando cada vez más y parece que ha llegado la hora de poner distancias. Esto puede tener muchas lecturas, pero con la que nos conformamos hoy en día, es la que resume que es un mundo más cercano, más fácil de recorrer, pero todavía bastante inseguro.

En un momento nos vendieron la idea del viaje como sinónimo de inquietud, estatus y dominio de experiencias. Recorrer el mundo era, en cierto modo, hacerse un poco dueño de ese fascinante globo terráqueo.

Tenemos un planeta más al alcance, pero del cual empezamos a alejarnos.

Pero ¿Y si ahora, lo que viene después del coronavirus es una vuelta a los ideales de vida familiares?

El marketing sabe que no hay nada imposible de comunicar y vender. Es factible que ahora se comercie la idea, intensamente, del viaje interior. Hemos sido testigos de la llegada de coachs, gurús y de servicios como retiros, chamanismo, yoga, etc.

A partir de ahora el mejor lugar del mundo, marketeramente hablando, puede no estar en los Himalayas, ni en Bali. Lo envidiable, después del coronavirus, estaría en casa con la familia, comprando juguetes y apps que nos permitan interactuar mejor con nuestras parejas e hijos, convirtiéndonos en padres y esposos modelo, capaces de retomar nuestra esencia.

Podemos augurar un Netflix Infinity, que no se circunscriba solo a películas y series, sino a experiencias tecnológicas astrales que representen «contactos» reales con otros mundos, seres y entidades, en la «comodidad» de nuestro propio hogar. ¿Es esto un delirio? Seguramente, pero como ya dijimos, ante la incertidumbre cualquier conjetura sobre lo qué viene después del coronavirus puede quedarse corta.

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Las Burkas Occidentales serán cada vez más comunes de ver

El secreto: No decuidarse

Algo parece ser indiscutible, en unos meses la población mundial estará traumada y más proclive a ciertos efectos conductuales. Un consumidor temeroso es más fácil de controlar. La pregunta valiosa quizás no es la que da título a este artículo, sino otra ¿Qué estamos haciendo durante el coronavirus para alcanzar antes que otros ese mundo más chico que nos espera?

En esta entrada no se ha querido transmitir ninguna condena moral sobre la influencia del Estado en el individuo, esa es otra discusión, para otro escenario de reflexión. Lo que queremos dejar en evidencia aquí es que, si bien cada vez se cerrarán más vertientes comerciales que promueven los servicios externos, también es muy evidente que se abrirán otros caminos para los productos y servicios que estimulen la permanencia en el hogar. La manera de divertirse también cambiará y se acentuará más lo que ya hemos venido experimentando en los últimos años de la era Netflix.

Imagina todo lo que haces en la calle, en los parques o cuando haces turismo. Todo eso ya hoy puedes recrearlo en casa, pero a partir de esta cuarentena global quedará convertida en una convención.

Es posible que estemos entrando a un mundo con menos elecciones, donde todo lo que escojamos lo sentiremos una obligación. El marketing no deberá persuadir, estará para convencer al consumidor que él no sabe nada, que solo debe obedecer para alcanzar la plenitud. De lo contrario, un coronavirus le estará acechando siempre.

¿Y tú qué opinas? ¿El mundo del marketing cambiará o son solo especulaciones delirantes y sin fundamento?

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